Uno de los tantos desafíos que tiene la escuela en la actualidad es convocar a la comunidad educativa a incrementar el protagonismo en la construcción de aprendizajes significativos. Como sabemos, los conocimientos se encuentran en constante transformación y resignificación. Entonces aquellos que ahora sirven no necesariamente serán útiles en el futuro, por lo tanto, lo que podemos favorecer, desde los espacios pedagógicos, es la habilidad para adaptarse e incluso anticiparse al cambio.
Es clave, por lo tanto, que las/los docentes acompañen la trayectoria educativa de sus estudiantes, instancia que implica tomar decisiones relacionadas con los aprendizajes que necesitan construir, seleccionar las estrategias o formas de llegar a desarrollarlos y construir herramientas que les permitan potenciar la construcción de aprendizajes significativos a lo largo de toda su vida. Desarrollar este tipo de capacidades y habilidades en las/los estudiantes es un camino indispensable para que puedan diseñar sus propios proyectos en cualquier ámbito.
Es en este contexto que el empleo de metodologías como el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), el estudio de casos, el aprendizaje personalizado y el colaborativo, por citar algunos de ellos, toman protagonismo. Estas metodologías promueven el trabajo en equipo tanto de las/los docentes entre sí como entre docentes y estudiantes. Integran contenidos y/o saberes de diversas áreas curriculares, evalúan en conjunto la organización y desarrollo de las actividades programadas y negocian/acuerdan temas de aprendizaje. También aportan en la decisión de cómo utilizan los recursos, los espacios, las tecnologías, el arte, etc.